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Jengibre: el Agro avanza con el Programa de Sanidad en los Cultivos

La cuenca del jengibre y de la cúrcuma en Gobernador López crece con nuevos productores que se suman a la actividad. Si bien el cultivo, que lleva más de cinco años en la zona, gana más adeptos, comenzó a presentar problemas sanitarios. Al detectar este problema se realizó en esta localidad la charla técnica: “Jengibre: manejo y sanidad”, a cargo de los técnicos del Ministerio del Agro y la Producción.

La subsecretaría de Producción y Desarrollo Vegetal desarrolló un programa de Sanidad de los Cultivos para atender este tipo de situaciones. En ese marco, más de una docena de productores (entre los que iniciaron la cuenca y quienes se están incorporando) participaron de la capacitación. En la oportunidad, se pudo diagnosticar el problema sanitario y se abordaron las estrategias para afrontar la enfermedad.

La subsecretaría, la ingeniera Luciana Imbrogno, explicó que la charla se enmarca en “la política de presencia territorial del ministerio, que sirve para el diagnostico de la necesidad, la demanda, acompañamiento y desarrollo de las capacidades del productor”.

La sanidad es uno de los limitantes de los cultivos y para lograr sostener el producto es necesario intervenir. “En este caso, el jengibre tiene alto valor de renta porque es un producto gourmet y tiene demanda. Entonces los productores se incentivan, plantan y al segundo o tercer año, comienzan los problemas y decae el cultivo”, explicó la funcionaria.

En este sentido, señaló que para tener cantidad, calidad y continuidad, se deben superar los problemas sanitarios.

“Con este grupo de productores que ya está armado, la idea es poder hacerlo más grande y acompañarlo”, señaló Imbrogno. La cuenca avanza hacia una expansión. “Hay tabacaleros que quieren iniciar el cultivo”, contó y adelantó que el ministerio está evaluando nuevas fuentes de financiamiento. “Estamos también proyectando acompañar el inicio de un nuevo cultivo con material sano de la Biofábrica”, destacó.

Vale destacar, que en la jornada participó activamente la gerente de Producción de la Biofábrica, Daniela Kubiak.

 

Mejor prevenir

En la charla, el ingeniero José Stevenson, técnico del Agro, estuvo a cargo de brindar las principales herramientas para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad. “Estamos a fin de cultivo, en menos de un mes comienza la cosecha. Lo que se detectó es un tipo de hongo que genera pérdida de plantas, con lo cual se desvaloriza el producto”, señaló Stevenson.

“La propagación se debe a la contaminación en el momento de la reproducción por rizoma. A veces el productor infecta las plantas sin darse cuenta. Hoy nos encontramos con productores que de manera involuntaria contaminaron su semilla”, explicó el técnico.

Ante este panorama, se definió iniciar un semillero “y realizar el proceso completo. Desde la selección del terreno, guardado y acondicionamiento de la semilla; manejo de cultivo (con riego sin riego); fertilización y control de maleza; incorporación de material orgánico”, detalló.

En este sentido, Stevenson remarcó que una vez hecho el diagnóstico se establece la terapéutica. “En este caso, una vez contaminada la raíz, no sirve de nada utilizar un químico. Tenemos que prevenir, por lo que se recomiendan labores culturales”, dijo.

Entre los productores presentes en la charla, Alejandro Piwarczuk, quien comenzó con el jengibre hace siete años, contó que el problema surgió luego de instalar riego. “El exceso de agua hizo que se propague el hongo. Con esta charla técnica esperamos mejorar la producción”, señaló.

Franco Sadoski, de 23 años, es un productor que se está iniciando en el cultivo de jengibre. “Este es mi segundo año y es un ingreso nuevo que tenemos en la familia. Estamos aprendiendo y vinimos para entender sobre esta enfermedad que queremos combatir. Está bueno que vengan los técnicos, porque sino hacemos todo a ‘ojímetro’”, contó con humor el joven.

En la charla también participaron el subsecretario de Planificación y Financiamiento Rural, Martín Ibarguren, el agente regional Higinio Enríguez y el ingeniero Oscar Tarnoski.