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Té misionero: una economía regional que crece con industrialización de la ruralidad y espíritu cooperativo

La provincia de Misiones es una de las provincias con mayores niveles de industrialización del NEA en lo que refiere al desarrollo de sus cadenas de valor en el sector agroalimentario e industrial. Un punto de partida que responde a que desde hace casi dos décadas se viene trabajando en políticas de industrialización de la ruralidad y de agregado de valor como objetivos fundamentales de la gestión político institucional desde el Estado provincial para promover el desarrollo rural en nuestras comunidades. En el caso del té argentino, se trata de una economía regional que tiene a Misiones como protagonista. El té es un sector productivo que fortalece los procesos de valor agregado en origen y posiciona a nuestra provincia y nuestro país en mercados internacionales con un producto de calidad.

Actualmente, en la provincia de Misiones existen 7 Cooperativas dedicadas a la producción y elaboración de té. Estas entidades cooperativas están ubicadas en las localidades de Leandro N. Alem, Colonia Guaraní, Campo Viera, San Vicente, Oberá, Dos de Mayo y Ruiz de Montoya. Las últimas tres mencionadas, son exportadoras de té.

Desde la gestión institucional del Ministerio del Agro y la Producción, se resalta la importancia de la conformación de cooperativas como forma asociativa con la participación de pequeños productores, que diariamente realizan su trabajo para mejorar la calidad de vida de sus familias como así también el crecimiento y desarrollo de las comunidades rurales.

Cada vez que una cooperativa cierra, impacta negativamente en los pueblos, sus productores y las plantaciones; con la consecuente pérdida del amparo del trabajo colectivo que brinde pertenencia y seguridad. En particular, la Cooperativa Tealera de San Vicente cerró sus puertas en el año 2017 debido al bajo precio del té en rama, los prolongados plazos de pago, problemas financieros y falta de actualización tecnológica. Por ejemplo, su antigua caldera del año 1905, consumía demasiados recursos dendroenergéticos y no había ningún profesional u organismo que pueda certificar anualmente su seguridad.

Para dar solución a este problema, se incorporó un quemador de biomasa e intercambiador de calor para los hornos de secado mediante el Proyecto de Modernización Tecnológica de Cooperativas Tealeras de Misiones con fondos de la Provincia y del Programa de Competitividad del Norte Grande del BID, pero al no poder completarse las demás inversiones complementarias por parte de la cooperativa (depósito de chip y caldera para marchitado) no reinició la actividad, motivo por el cual muchos productores abandonaron sus plantaciones.

Finalmente, en el año 2020, con el objetivo de dar respuesta a los productores yerbateros poseedores también de grandes extensiones de té, surge la integración de la Cooperativa Tealera con la Cooperativa Yerbatera San Vicente, quien aportó los fondos necesarios para realizar inversiones restantes que rondaron los $7.500.000, destinados a tareas de mantenimiento, obras de infraestructura y acondicionamiento para poner en marcha nuevamente la la planta elaboradora de té en rama.

El presidente de la Cooperativa Juan Bunkowski remarcó que “la mayoría de los socios de la tealera son socios de la yerbatera también y ahí surgió la idea hacer la fusión de las dos cooperativas porque la mayoría de los productores yerbateros son tealeros también y en esta zona no teníamos a quien vender el total de la producción de té entonces nos juntamos y como tuvimos un año bueno con la yerba invertimos la plata para hacer trabajar el otro secadero y decidimos comenzar con el mantenimiento en noviembre”.

Así la industria de la Cooperativa San Vicente reabre sus puertas el 20 de diciembre del año 2020, siendo 58 los socios que resultan de esta integración con una superficie de producción que ronda las 400 Ha de té. Desde el comienzo de la zafra hasta la actualidad han procesado 2.300.000 kg de hoja verde y los precios pagados al productor superan al precio garantía establecido para la zafra 20-21.

La principal dificultad que debieron afrontar al reactivar la industria fue la desconfianza del productor. Con pagos semanales por parte de la empresa que absorbe el té en rama elaborado, comenzaron a ver los resultados de esta nueva gestión; ya que los pagos de hoja verde también se realizan de manera semanal, brindando más confianza a los productores, reactivandose en la zona las fertilizaciones, el manejo del cultivo y la limpieza de los tesales.

Hoy, su mayor desafío es la ampliación del secadero para poder elaborar más kilos de té que su comprador les demanda e implementar certificaciones en las plantaciones y en la industria.

En este marco, la subsecretaria de Desarrollo y Producción Vegetal, Luciana Imbrogno, destacó que “el eje central del desarrollo tecnológico del sector de las industrias agroalimentarias debe construirse a partir de la integración de los entramados productivos territoriales que consoliden al agregado de valor en origen”.

A su vez, el titular de la cartera agraria, Sebastián Oriozabala, remarcó “desde la gestión institucional, trabajamos para aportar al desarrollo productivo de nuestra provincia con soberanía, sustentabilidad, equidad e independencia económica, atendiendo al crecimiento y fortalecimiento de nuestras comunidades rurales, con especial acento en el modelo cooperativo”.